Obviamente, puesto que you conocemos cómo registrar una transacción de este estilo,
sabemos que esa compra de inventarios tendría un efecto, claramente,
en el activo.
Dispondríamos de ese inventario que, a la vez, habríamos pagado en efectivo.
Sin embargo, el impacto en la cuenta de resultados ese año, sería cero.
Es decir, el patrimonio neto de los accionistas no cambiaría.
Si vamos al periodo 2, evidentemente registraríamos,
deberíamos registrar unas ventas por valor de 200 euros.
Y de la misma forma el coste asociado a esas ventas, el coste de la mercancía
vendida por valor de 100 euros, de forma que el resultado total sería 100 euros.
En este caso, sí aumentaría el patrimonio neto,
puesto que el resultado que estamos obteniendo es positivo.
Fijémonos, sin embargo, que independientemente del método utilizado,
la suma de los 2 años, resultado después de estos 2 años o de estos 2 periodos,
va a ser el mismo, en los dos casos vamos a tener un resultado de 100 euros.
Es decir, si pudiéramos siempre esperar al final de la vida de la empresa,
en el momento de su liquidación,
vamos a llamarle así, estos dos valores siempre van a coincidir.
Al final, todos los ingresos y todos los gastos se van a transformar en caja,
se cobrarán y se pagarán.
Por tanto, estos dos resultados en un momento teórico de liquidación
de la empresa,
siempre deberían coincidir, puesto que el periodo coincide perfectamente.
No obstante, como hemos comentado antes, la contabilidad por el principio del
devengo se ocupa de registrar las transacciones cuando ocurren,
independientemente del intercambio de dinero en efectivo.
Por tanto, el hecho de que ingresos y gastos no coincidan con cobros y pagos,
se trata simplemente de una coincidencia o una no coincidencia en el tiempo.
Al fin y al cabo, siguiendo el principio del devengo,
por tanto, estamos asignando unos ingresos y unos gastos
en un momento determinado del tiempo, que no tiene por qué coincidir con la caja.
No obstante, como vemos,
esto sí que ocurre si tenemos en cuenta todo el periodo de la empresa,
desde el día uno, hasta el día, en este caso, en que se liquidará.
Ahora la pregunta es si realmente al final de la vida de la empresa,
con los dos métodos el mismo resultado, ¿por qué es más conveniente utilizar
la contabilidad según el principio del devengo?
Vamos a continuar con el ejemplo.
Si fueras accionista de esta empresa, ¿qué opinión te merecería el resultado obtenido
el primer año, el primer periodo, siguiendo una contabilidad de caja?
Es decir, esos 100 euros negativos.
Claramente la imagen no es la correcta,
este resultado no refleja la imagen fiel de la empresa.
Puesto que en este caso concreto,
disponemos de un inventario, de unos activos que tienen un valor futuro.
Por la tanto, esperamos obtener un rendimiento económico como consecuencia de
ellos, en el futuro.
De la misma forma, si miramos el resultado de esta empresa en el periodo 2,
los 200 euros positivos tampoco reflejan en este caso la situación,
la realidad de la empresa.
Nos estaría diciendo de alguna forma que el margen, el beneficio que ha obtenido la
empresa en el segundo año es del 100 por 100, el 100 por 100 de las ventas.
Cuando sabemos que esto no es así, puesto que esas ventas han tenido un coste,
en este caso, de 100 euros.
Sin embargo, con la contabilidad según el principio de devengo,
como podemos ver en la tabla inferior, estos dos ingresos y cobros se ajustan,
los hacemos coincidir en el tiempo.
Y, por lo tanto, la rentabilidad que obtenemos, el beneficio que obtenemos
refleja claramente lo que ha obtenido la empresa en estos dos años de operaciones.
Por tanto, como accionista de la empresa,
y en el caso de que quisieras utilizar esta información para, por ejemplo,
hacer previsiones de lo que pueda ocurrir en el futuro,
claramente esta información sigue siendo el principio de devengo es mucho más útil.
La correlaciona entre ingresos y gastos, y por tanto el resultado
que obtenemos como consecuencia de las ventas se puede interpretar,
se puede ver mucho mejor, siguiendo la contabilidad por el principio de devengo.
Déjame ponerte un segundo ejemplo muy simple.
Imagínate que fueras directivo de esta empresa y que de alguna forma, tu sueldo,
tu parte variable, un bonus, etc.
Dependiese del resultado que obtiene la empresa a lo largo de un año.