En la ciencia cognitiva tradicional, el enfoque computacional implicaba que el cuerpo podría ignorarse para enfocarse en los procesos mentales del cerebro. En los últimos treinta años, se ha acumulado evidencia de que la visión tradicional es muy limitada, ya que el cuerpo forma una parte esencial de diversos aspectos cognitivos. [MÚSICA] En el curso de Comportamiento adaptativo mencionamos algunos vehículos de Braitenberg, los cuales son agentes autónomos con conexiones directas entre sensores y motores; podemos decir que son cognitivos porque “saben” seguir una luz y realizar otras tareas. A pesar de que su procesamiento de información podría modelarse usando reglas, no es necesario, ya que la información es procesada por el cuerpo mismo acoplado a su entorno. De manera similar, muchas funciones cognitivas pueden modelarse con lógica, usando sistemas basados en el conocimiento; sin embargo, normalmente las reglas tienen que ser explícitas. Esto puede ser adecuado para entornos simples y que no cambian, pero cuando un agente se enfrenta a entornos complejos o dinámicos, el número de reglas necesarias explota, por lo que deja de ser un enfoque apropiado para la ingeniería, menos para comprender la mente humana. Tareas tan mundanas como caminar son casi imposibles de resolver con reglas y métodos de control tradicionales. En contraste, los caminadores pasivos pueden desplazarse en un plano inclinado sin sensores, motores o controladores; tan solo el acoplamiento entre el cuerpo y el entorno es suficiente para que caminen en una pendiente, y con una pequeña fuente de energía, un empujón o motores, pueden desplazarse horizontalmente. Se podría argumentar que es natural que tareas motoras dependen mucho del cuerpo, pero que funciones cognitivas más abstractas son independientes; sin embargo, se ha encontrado que, cuando hablamos, parte de nuestra memoria está en nuestros movimientos y gestos. Ya que nuestro cuerpo puede procesar información, es útil que nuestro cerebro “descargue” parte de su procesamiento al cuerpo y al entorno, lo que se conoce como ‘cognitive offloading’ o ‘descargue cognitivo’. Cada vez hay más evidencia de que, aun la cognición “fuera de línea”, está basada en el cuerpo. En un aspecto relacionado, en años recientes se ha notado la relevancia del microbioma en la cognición humana. No quiere decir que nuestras bacterias nos controlen como títeres, aunque sí hay muchos parásitos que “zombifican” a sus huéspedes, pero se ha demostrado que el desempeño cognitivo de las mismas personas depende de su microbioma. Simplemente, si hay deficiencia de nutrientes en el cuerpo, las funciones cognitivas se degradan; ya que un microbioma sano ayuda al cuerpo a tener una nutrición adecuada, también afecta a la cognición. Es similar a las deficiencias cognitivas que podemos tener cuando estamos cansados, intoxicados o distraídos; en este sentido, nuestra cognición depende de nuestro cuerpo. Obviamente, esto no implica que necesitemos que los robots se “emborrachen” para que los consideremos realmente inteligentes. ¿Es relevante el sustrato para el procesamiento de información? Sí y no. Sí, porque el cuerpo juega un papel activo en el procesamiento de información. No, porque, en teoría, el cuerpo puede verse también en términos de información. Sin embargo, en la práctica, muchas veces es simplemente más sencillo referirse al cuerpo en su aspecto físico que en su aspecto informacional. [MÚSICA] [MÚSICA]